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Mostrando entradas de enero, 2015

ARMAGEDÓN

Y  entonces  el suelo tembló partiéndose en dos, engulléndolo todo a su paso, un olor a azufre recorrió la Tierra. Era el fin de la Creación. La Guerra entre la luz y la oscuridad había terminado y tenía un claro vencedor. El Arcángel Yerathel observó el fin de los tiempos desde lo alto del campanario de la Iglesia. Acarició la empuñadura de su Espada Celestial, aquella que antaño tanta sangre demoníaca había bebido. Suspiró para sus adentros. Desplegó las alas y ascendió al Reino de los Cielos. Una vez hubo llegado caminó hacia el Cuartel de los Arcángeles, en la puerta vio una figura conocida; Gabriel, que hablaba no muy animado con Miguel. Yerathel se dirigió a ellos para darles la amarga noticia; algo que caracterizaba a los Arcángeles era su valor y Yerathel no temía ni al sabio Miguel ni al despiadado Gabriel. Pasó por delante de ellos, sin mirarles y entró en el Cuartel ante la mirada incrédula de éstos. Se quitó la armadura y la dejó en el suelo. Entonces Gabriel entró.